DEGUSTACIÓN DEL VINO: Conservación, Servicio y Cata
Tomarse una copa de vino es disfrutar de un amplio abanico de sabores y olores. Todo lo que hay alrededor de este momento, la conservación, el servicio y la cata forman parte de la liturgia de este fascinante mundo.
Antes de disfrutar de un vino, es importante una buena conservación de cada botella para que llegue a la copa en perfecto estado para su degustación.
Tomarse una copa de vino es disfrutar de un amplio abanico de sabores y olores. Todo lo que hay alrededor de este momento, la conservación, el servicio y la cata forman parte de la liturgia de este fascinante mundo.
Antes de disfrutar de un vino, es importante una buena conservación de cada botella para que llegue a la copa en perfecto estado para su degustación.
Ya en la mesa, una temperatura óptima, un buen descorche junto a las copas adecuadas y un perfecto maridaje nos permitirán disfrutar en todo su esplendor del vino que vamos a tomar.
Con el ejercicio de la cata, podemos adentrarnos en el interior del vino, intentando ir más allá, descifrando todos los mensajes que nos brinda esa copa de vino, su origen, su elaboración, su crianza y su evolución. Todo ello para poder disfrutar con más intensidad y complejidad de ese vino que tenemos delante de nosotros.
CONSERVACIÓN
A la hora de estudiar la conservación del vino, hay dos puntos diferentes en los que incidir:
El primero, la evolución del vino, que nos indica la capacidad que tiene ese vino de permanecer en buenas condiciones un determinado periodo de tiempo, el cual dependerá del tipo de vino, de la zona de origen y de la crianza a la que se ha visto sometido.
Según el tipo de vino, encontramos que los vinos jóvenes suelen tener un tiempo óptimo de consumo aproximado de dos años.
Los vinos con crianzas en madera suelen tener mejores cualidades para el envejecimiento en cuanto a cuerpo y acidez, por lo que están más capacitados para aguantar el paso del tiempo.
Estos vinos, en general suelen mejorar los primeros 5-10 años para posteriormente mantener sus cualidades un largo periodo de tiempo hasta comenzar su declive.
Existen en el mundo vinícola excelentes ejemplos de vinos de larguísimas longevidades en los cuales botellas de más de 30 años aún se conservan en muy buen estado, dándonos un indicativo claro de la calidad de esos vinos y el buen saber hacer de los elaboradores.
El siguiente gráfico nos muestra la evolución aproximada de los diferentes tipos de vinos:
El segundo aspecto importante es la conservación de las botellas a lo largo del tiempo una vez que salgan de la bodega. El vino es un elemento vivo y cambiante al que le afectan muy intensamente las condiciones ambientales en las que se encuentra. Los siguientes consejos ayudarán a una correcta conservación del vino:
– Evitar los cambios bruscos de temperatura. El vino necesita una Tª constante de entre 16º y 18º.
– Mantener una humedad constante de entre el 65 y el 75% para evitar que los corchos o bien se resequen o bien se humedezcan y rezume el vino.
– Alejar el vino lo máximo posible de fuentes de ruidos, vibraciones, olores desagradables y luz.
Muchas veces es muy complicado reunir todas estas condiciones, especialmente en los apartamentos habituales de las grandes ciudades. En ese caso, la mejor solución es o bien contar con un armario climatizado o bien desistir de conservar un largo periodo de tiempo el vino, efectuando las compras en un breve periodo de tiempo antes de consumirlo.
Vinoteca Ezquerra cuenta con las condiciones apropiadas de temperatura constante gracias a la refrigeración del local, ausencia de ruidos y humedad idónea para la perfecta conservación de todos los vinos que ofrece a sus clientes, siendo el cuidado meticuloso y detallado del vino una de las políticas de la empresa.
SERVICIO
Temperatura:
A la hora de buscar las mejores condiciones para el servicio del vino, lo primero que hay que tener en cuenta es la temperatura adecuada para cada tipo de vino.
Los diferentes tipos de vinos tienen distintas temperaturas óptimas de servicio:
- Vinos blancos jóvenes: Entre 6º y 10º
– Vinos blancos con crianza: Entre 10º y 14º
– Espumosos: Entre 8º y 10º
– Generosos: (Tipo Fino) Entre 6º y 9º (Olorosos) Entre 10º y 14º
– Rosados: Entre 8º y 12º
– Tintos jóvenes: Entre 12º y 14º
– Tintos con crianza: Entre 15º y 18º
– Dulces: Entre 6º y 10º
Siempre es recomendable no servirlo demasiado caliente, ya que se verán muy potenciadas las sensaciones alcohólicas, ni demasiado frío, que harán aflorar mucho las sensaciones tánicas y vegetales.
Lo que habitualmente se denomina “a temperatura ambiente” no suele ser una referencia muy válida, ya que nada tiene que ver un bar de Soria a 5º en invierno que un chiringuito playero en Cadiz a 30º en verano.
Decantación y aireación:
Habitualmente no suele ser necesario la decantación de los vinos, salvo en aquellos casos en los que las botellas presentes posos, producto de largos envejecimientos. Utilizar para ello decantadores sobre los que verter con delicadeza el vino dejando dichos posos en la botella para que no enturbien el vino.
El tema de la aireación depende bastante del origen del vino que vamos a degustar. Por ejemplo , normalmente los vinos de Rioja no necesitan ningún tipo de aireación, sin embargo aquellos de Ribera del Duero por su potencia y crianza en madera y especialmente del Priorato por su marcada mineralidad suelen verse mejorados con un tiempo expuestos al aire, para así poder abrirse desplegando todo su repertorio de aromas y sabores.
Cada vino tiene un tiempo aconsejado de apertura previa, por lo que conviene informarse en cada caso.
Independientemente del origen, en general los vinos suelen expresar mejor sus cualidades al de unos pocos minutos de haberse servido, ya en la copa.
Servicio en la mesa:
Teniendo en cuenta los puntos anteriores y dispuestos a disfrutar del vino, la botella de vino se abrirá rompiendo la cápsula por debajo del gollete e intentando extraer el corcho sin romperlo ni atravesarlo. Tras limpiar el cuello de la botella de posibles restos o suciedades, se olerá el corcho para detectar posibles defectos de humedades.
Una breve cata nos ayudará a validar la elección del vino en la mesa. Tras este detalle, se servirá el vino empezando por las mujeres.
¡Ya sólo queda disfrutar de todas las sensaciones que produce esta bebida en buena compañía!
CATA
Los siguientes apartados mostrarán unas breves pautas a modo de introducción a la cata de vinos, recomendando la asistencia a un curso de cata o la consulta de libros relativos a la materia para una mayor profundización.
En el ejercicio de catar un vino y una vez dispuesto el vino en sus condiciones óptimas de consumo, los pasos a seguir son tres y coinciden con los sentidos puestos en acción: vista, olfato y gusto.
Vista
Con la copa rellena en una tercera parte de su capacidad, varios son los aspectos que observaremos en el vino. Por un lado, la limpidez y el brillo, que marcarán la ausencia de defectos y el estado del vino. También comprobaremos la intensidad del color, detectando una capa más o menos cubierta.
La tonalidad dependerá del tipo de vino catado. La evolución del color partiendo de los vinos jóvenes a los más evolucionados en edad es:
. en los blancos desde los tonos verdosos hasta los más dorados.
. en los rosados de los colores fresa a los llamados “piel de cebolla”.
. en los licorosos de dorados hasta castaños.
. en los tintos de violetas azulados hasta los tonos teja pasando por los granates.
Al agitar la copa, también se puede detectar la presencia de la lágrima más o menos densa en las paredes de la copa, lo que denotaría lo glicérico del vino.
En espumosos podemos observar la presencia, forma y persistencia de la burbuja.
Nariz
1. Aromas primarios:
Son los más básicos, provenientes de la uva. En estos encontramos los aromas frutales (manzana, platano, fresa, frambuesa.), los florales (rosas, flor blanca, jazmín.), los vegetales (heno, herbáceos,.), los minerales (pizarra, grafito, trufa.), etc.
2. Aromas secundarios:
Proviene de las distintas fermentaciones del vino. Se pueden encontrar aromas lácteos (mantequilla, leche,.)
3. Aromas terciarios:
Son los aromas característicos de la crianza del vino, tanto en barrica como en botella.. A este tipo de aromas pertenecen los especiados (canela, vainilla, clavo.), los balsámicos (mentolados, sotobosque, enebros.), los tostados (toffe, café, frutos secos,.) y los animales (cuero, piel,.).
El conjunto de esto tres aromas se denomina “bouquet”.
Boca
En boca, además de los distintos sabores, también podemos apreciar la textura del vino, su densidad asociada a lo que se llama “cuerpo” y los taninos del vino, que darán una sensación secante provenientes o bien de la uva o bien de la crianza en barrica.
Además de esto, detectaremos la presencia de azúcares, la sensación alcohólica y la acidez más o menos marcada que nos refrescará la boca.
Una vez tragado el vino, se puede comprobar la longitud de este por la permanencia en boca del sabor.
Atendiendo a las atributos positivos de un vino, será complejo aquel vino que tengan un amplio rango de matices y definiremos como elegante aquel que sus matices se ensamblen de una forma equilibrada, sin destacar ninguno pero con una marcada personalidad.
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